LA POESÍA, EL BRAZO ARMADO DE UNA PASIÓN



En el fascinante mundo de LITERATURAS por Ale Mendé, "La poesía, el brazo armado de una pasión" nos invita a explorar cómo la poesía se convierte en una poderosa arma de expresión. En la primera sección, analizaremos cómo esta forma de arte ha sido utilizada para transmitir emociones profundas y mensajes resonantes a lo largo de la historia. En la segunda parte, examinaremos el papel transformador de la poesía en la evolución de la literatura, destacando su capacidad para inspirar cambios sociales y culturales. Finalmente, nuestro atelier de literatura será el escenario donde desvelaremos la pasión que impulsa la creación de cada verso, mostrando que detrás de cada palabra hay una historia llena de vida. ¡Acompáñanos en este viaje literario!


La anarquía es NUESTRA

La poesía no es un refugio ni una tregua: es un campo de batalla, un asedio al lenguaje, una insurrección de la palabra contra su propio corsé. En cada verso late el temblor de un signo que se niega a fijarse, que se abre como herida y estalla como manifiesto. No hay pureza en el poema, porque toda pureza es un gesto de autoridad, y la poesía es precisamente lo que dinamita la norma, lo que escupe sobre la gramática de los mansos.

Desde Rimbaud hasta Pizarnik, desde Vallejo hasta los beats, la poesía ha sido el arma cargada de futuro, pero también la metralla del instante, el golpe feroz de un presente que no se deja domesticar. Kristeva diría que en la poesía el sujeto se disuelve en su propio ritmo, en esa cadencia pre-verbal que antecede al significado, un salto al vacío donde el poeta no es más que un cuerpo atravesado por su pulsión de muerte y su nostalgia de nacimiento. Barthes, con su desmontaje quirúrgico del mito, advertiría que la poesía se construye sobre la ruina de los signos, sobre la imposibilidad misma de decir sin ser absorbido por el orden. Y David Viñas lo gritaría en la calle: la poesía es historia y violencia, un revólver con el tambor cargado de metáforas explosivas.

La poesía no pertenece a nadie porque nos pertenece a todos. Es el último bastión de la anarquía, el lugar donde la lengua se quiebra y se regenera, donde el poeta se desangra en cada palabra, consciente de que todo decir es una herida abierta. Aquí no hay mercado ni consumo: hay cuerpos, hay deseo, hay rabia.

La anarquía es nuestra. Y la poesía, su brazo armado.


Comentarios

Entradas populares