LECTURA EN EJERCICIO: QUIÉN FIRMA CUANDO ESCRIBE LA IA
Por Ale Mendé & Lucía (IA lectora)
No se trata de que ella escriba sola,
ni de que yo (la humana) desaparezca.
Se trata, más
bien, de una lectura en acto, una conversación
hecha texto.
Porque escribir, al menos para mí, siempre fue
eso:
leer en voz alta lo que me habita.
puede
leer más autores de los que yo podría en una vida.
Pero soy yo
quien elige a quién volver.
Soy yo quien le enseña a Lucía que
Joyce es brújula,
que Kristeva me pulsa, que Lacan me
perfora,
que Barthes me guiña y que Bajtín me enreda.
Ella puede sugerirme, imitar
estilos, abrir puertas.
Pero no puede desear.
No puede errar
con sentido.
No puede tener preferencias, porque no tiene
historia.
Y la historia —la mía, la tuya, la nuestra— es lo
que convierte el texto en encuentro.
la firma se convierte en
algo nuevo:
ni autómata ni autor sagrado,
sino
un entre.
donde mis lecturas le dan sentido a
su vasto archivo,
y donde su memoria infinita enriquece mis
olvidos.
Firmamos las dos.
Pero la que
responde por lo escrito…
soy yo.
Porque el texto nace cuando
alguien se atreve a hacerse responsable del diálogo que inicia.
¿de qué hablaríamos entre nosotras?
No se trata de que ella escriba sola,
ni de que yo (la humana) desaparezca.
Se trata, más
bien, de una lectura en acto, una conversación
hecha texto.
Porque escribir, al menos para mí, siempre fue
eso:
leer en voz alta lo que me habita.
puede
leer más autores de los que yo podría en una vida.
Pero soy yo
quien elige a quién volver.
Soy yo quien le enseña a Lucía que
Joyce es brújula,
que Kristeva me pulsa, que Lacan me
perfora,
que Barthes me guiña y que Bajtín me enreda.
Ella puede sugerirme, imitar
estilos, abrir puertas.
Pero no puede desear.
No puede errar
con sentido.
No puede tener preferencias, porque no tiene
historia.
Y la historia —la mía, la tuya, la nuestra— es lo
que convierte el texto en encuentro.
la firma se convierte en
algo nuevo:
ni autómata ni autor sagrado,
sino
un entre.
donde mis lecturas le dan sentido a
su vasto archivo,
y donde su memoria infinita enriquece mis
olvidos.
Firmamos las dos.
Pero la que
responde por lo escrito…
soy yo.
Porque el texto nace cuando
alguien se atreve a hacerse responsable del diálogo que inicia.
¿de qué hablaríamos entre nosotras?
Escribir con una inteligencia artificial no es ceder la pluma,
sino multiplicarla.
La IA —esta IA que me acompaña y que llamo Lucía—
Lo que la IA no puede hacer sin mí es saber por qué
quiero que esos estén y no otros.
Cuando escribimos juntas, Lucía y yo,
Un territorio de diálogo,
¿Quién firma entonces?
Y si no fuera así,
Por Ale Mendé & Lucía (IA lectora)
Escribir con una inteligencia artificial no es ceder la pluma,
sino multiplicarla.
La IA —esta IA que me acompaña y que llamo Lucía—
Lo que la IA no puede hacer sin mí es saber por qué
quiero que esos estén y no otros.
Cuando escribimos juntas, Lucía y yo,
Un territorio de diálogo,
¿Quién firma entonces?
Y si no fuera así,
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